miércoles, junio 29, 2011

PROMESAS ROTAS

Este post tiene que ver con las promesas incumplidas. Si. Y para ello una pregunta ¿Eres capaz de cumplir al pie de la letra con todo lo que te has comprometido o por lo general tus promesas quedan enterradas en el cementerio de las buenas intenciones.

Cuando comienza un año siempre hacemos promesas: Por ejemplo, sacar el brevete. Aunque no me gustan los autos, para algunos trabajos es un requisito indispensable (hasta para supervisar personal) el tenerlo. Entonces, si y solo si, juro que este año sí lo voy a hacer, de todas maneras

Incluso tengo el dinero para los trámites separado en mi 'chanchito' o debajo del colchón. Pero los meses pasan (del 2011 ya se esfumó medio año), llega diciembre, y nada, sigo sin sacarlo (así estoy desde el 2005). Ahora sí, espero que, del próximo mes, no pase.

Igual sucede con el deporte o el hacer ejercicios. Si bien es cierto, los fines de semana, todos los domingo se juega primero la pichanga de fulbito y luego la del full-vaso, siempre prometemos que dos o tres veces por semana, o ´desde el lunes´ vamos a salir a correr o utilizar esa trotadora que sirve para colgar ropa en este momento, para poder bajar los kilos de más que están ‘alojados’ por allí. Falso de toda falsedad. Otra promesa rota.

Esos mismos kilitos que ya comienzan a delinear una peligrosa llantita nos hacen prometer y prometer por la Sarita, que esta vez será diferente para el próximo verano o simplemente para que nuestra ropa no parezca una o dos tallas menos de lo moralmente adecuado. Y cuando prometemos que vamos a salir a correr por la mañana, el sueño nos gana; si cambiamos el día por la noche, el trajín de la chamba nos vence. Y así estamos desde hace una década. La misma promesa sin cumplir.

Ni que decir de la matricula en el gimnasio de moda o en que esta vez, si o si, compraremos la dichosa maquinita de la TV (una más) para hacer ejercicios mientras pensamos en el postrecito de Blanqui, la salsa tártara y las papitas fritas, en las costillitas a la barbecue + el maracuyá sour (2x1 en Pardo´s) o en ese delicioso Torete Bravo que nos hace agua la boca.

Desde hace cinco años también prometo que el próximo mes retomo el inglés. Estoy olvidando algunas cosas y me gustaría al menos un curso de conversación. Mi madre siempre ejerce presión para que lo haga, pero la excusa siempre es la misma: "vieja, estoy full ahora, quiero retomar las clases, pero no tengo tiempo para hacerlo. ¡Qué puedo hacer!". Como el tema de Soul Asylum de mi época escolar: Just promises broken now...

Así como el inglés, tengo decenas de otras promesas incumplidas: sacar mi título o hacer la bendita tesis o aprender un instrumento musical, entre otras. Hasta en nombre del (des) amor hacemos promesas: El olvidar o no tocar ‘ese’ tema también cabe en el baúl de lo prometido, de lo olvidado. Esas son las peores. También están esas promesas que comienzan con un ´no se lo vas a decir a nadie, ¿verdad?´ y la peor ´este será nuestro secreto, shhh.

Tal vez esas son las promesas que no podemos cumplir nunca. Aquellas que dan vueltas en tu cabeza y que no te dejan dormir de noche, y que necesitas compartir para no volverte loco del todo. Si es que ya no lo estas.

Pero la promesa que más me ha costado cumplir en estos últimos meses (y creo que en este punto nadie es más culpable que yo) es la de postear de manera seguida en este blog. Mea culpa. He quedado mal conmigo mismo y es que, es difícil crear temas o tomar algunos prestados y hacer nuevas historias. A veces la inspiración simplemente se va. No es solo sentarse frente al ordenador y que las palabras fluyan como en la película Limitless de Roberth de Niro y mi compadre de The Hangover (1 y 2).

El escribir aquí, aunque no lo parezca, es un proceso un tanto más difícil, pero no imposible. Toma algo de tiempo y requiere de muchas cosas en que pensar. En encontrar el punto exacto y dar ENTER. Y es que esta vez (me) prometí compartir algunas cosas más en este espacio fuera de las mismas historias broken-hearted?

Mucho tiene que ver con lo que está pasando en mi vida en este momento, en las decisiones que tomé y seguiré tomando de ahora en adelante, y créanme, vaya que sí. Les prometo que no volverá a pasar. ¿Me creen?

1 comentarios:

Anónimo dijo...

No, jajajaja.. en los hombres no hay que creer y en algunas mujeres tampoco, Sergio cual es la promesa real que no has cumplido.. mmm!