jueves, julio 07, 2011

ESPACIOS EN BLANCO



¿Puedes ayudarme a resolver el crucigrama? me consultó mi buen amigo Nacho una tarde de relax luego de almorzar en la cálida Mansión. Era una tarea fácil para mí (o al menos lo creía así) como si alguien me pidiera hacer un PowerPoint en media hora, que resuma un libro de Marketing para una presentación o que traduzca el abstract para la tesis de la Universidad.

Desempolvar los viejos diccionarios para ayudarlo, de regreso en casa, me remontaron a los pequeños concursos familiares que realizaba en casa con papá: ¿quién podía hacerlo más rápido? o ¿quién sabía más? era para mi un reto de fin de semana. Eso me dejaba pensando y pensado: ¡Y me encantaba!

Obvio que a mis escasos 9 años yo no era un vencedor habitual de estas contiendas, pero he de admitir que me entretenía pensar que algún día podría resolver ‘mis propios problemas’ en el sentido estricto de la palabra y no lidiar con los actuales, los que (aún) no tienen solución aparente.

‘Un crucigrama es un enorme problema, a veces de 2 paginas que tiene que ser resuelto porque los espacios en blanco son tu enemigo’ pensaba el pequeño ‘yo’ mientras buscaba cuál era la capital de aquel país extraño, la moneda del antiguo imperio o el nuevo símbolo que no encontraba en mi tabla periódica.

Lápiz y borrador en mano, luego descubriría que no sólo me gustaba terminarlos (resolverlos es la palabra exacta: como un crimen de film noir) sino aprender y conocer palabras nuevas. Quizá mi vocación por escribir nació de este pequeño juego de padre e hijo, tal vez al leer esas palabras me enamore de poder transmitir un poco de ‘lo que mi mente encerraba y lo que mis palabras no podían expresar’ por esa timidez que hace sudar mis manos y que (aún) me envuelve nowdays.

Decidí ayudar al (viejo) amigo Nacho y de paso, reencontrarme con mi ‘yo’ niño en el proceso: palabras van, palabras vienen y sólo quedaban algunas incógnitas que Internet me ayudaría a resolver más tarde. Es que ahora en tiempos de modernidad, no solo es necesario el pequeño diccionario sino una dosis de actualidad que solo la genial red de redes puede ofrecernos.

Una ensalada de frutas para darnos un respiro y calmar las neuronas (de paso también el estomago) y casi estaba terminado el asunto. El crucigrama dió su batalla (como la popular Kina en el ring). ¿Pasará lo mismo con los crucigramas del corazón? Con esos Sudokus obstinados que al parecer no pueden resolverse. Creo que si es posible a pesar de mi negatividad de siempre. La idea es encontrar a la persona correcta para que te pueda ayudar a completarlo ya que algunas tareas no las puedes realizar tú solo.

Tus amigos, tu familia, tu alma gemela (si es que existe algo cercano a ese rumor). Rumor rima con amor, lo que hace aun más irónico escribir sobre aquello. Y es que para algunos hechos triviales podemos ser personas racionales ya que la situación lo amerita, pero no para todo. Para algunas cosas del amor y de la vida, no tenemos tacto o si lo tenemos se asemeja al de un enorme dinosaurio (sin cola y con malos modales)

Para mi, terminar aquella hoja de papel era una pasión personal como ya comenté, un modo de demostrar que podía hacerlo solo. Pero no pude. No tengo todas las respuestas y esa era una manera de saberlo definitivamente. Necesito ayuda y a veces no lo quiero admitir.

Sentarme a la mesa con los diccionarios y llenar esos pequeños espacios cuadriculados se asemeja en sensaciones a enfrentar a la bendita página en blanco, ese infierno personal que los escritores y periodistas tememos. Tener las respuestas (al menos las de aquella página) y culminar el encargo me hace sentir importante.

Y era importante para mí terminar este ‘tema’. ¿Lo era? O tal vez era una excusa para escapar de la problemática real que no quería ver, ese enorme dolor de cabeza en que se había convertido mi vida. Es un ‘tal vez’, no es una afirmación. No del todo.

Nacho me animaba, desde su mueble, al lado de la trotadora-colgador de ropa y con su manta polar por el frio de la tarde al lado de un gran pote de helado, a culminar la labor lo mas rápido posible prometiéndome (en caso de salir ganador) compartir el premio.

Y como no, si estaba ‘rompiéndome el coco’ como se dice. Entonces era lo justo. Pero faltaba una palabra para culminar la obra maestra: una sola palabra y cinco casilleros en blanco me alejaban del 20 de nota: sinónimo de falda andina (empezaba con A).

Ni Google, ni el pequeño LaRouse, ni las consultas telefónicas con mi papá, un genio en estos trabajos crucigramisticos (¿existirá esta palabra?) me dieron la respuesta. Me sentía inútil. Como estar apunto de llegar a la meta y ponerse a saludar al público, para perder y llegar en último lugar. (Eso me pasó a los 5 años, te lo comenté)

Y para colmo de males, el buen Nacho salió con una frase que me pareció la pachotada de rigor del día: ‘Querubín, acabo de contratar a una chica de la sierra para que limpie la casa, quizá ella tenga la respuesta’.

No sabía si reír o llorar con ese comentario. ¿Podría ella tener la respuesta que Internet me negaba? ¿Estaba cerca al gran comedor o en la cocina aquella palabra que empezaba con A y que no encontrábamos? Tenia que intertarlo, a pesar de detestar la ayuda por considerar que ‘lo puedo todo’ debía intentarlo. No soy un genio ni Mandrake el mago, siempre voy a necesitar ayuda. Era tiempo de intentarlo y no de sentirme vulnerable como la canción ochentera de Roxette.

Democracia (ese es el nombre de la chica en cuestión) estaba haciendo sus quehaceres cuando la interrumpimos para hacerle la pregunta del millón de dólares: ¿cómo se dice falda en tu tierra? le increpó Nacho intuyendo que la respuesta estaba allí. Unos segundos de silencio, se podía escuchar la respiración de los presentes y la angustia por conocer su respuesta.

Ella, rascándose la cabeza y poniendo una cara de estos-chicos-deben-estar-tomando-o-están-locos, nos respondió pausadamente: ¿ANACO?

Esa era! Esa era! Anaco, anaco…. Era, para nosotros, el gol de Perú al inicio de la copa, era el Knock Out más rápido de la historia y era por fin la respuesta correcta. La pequeña mujer nos miro como si fuéramos efectivamente ‘los locos del planeta’ por saltar así de contentos con esa simpleza.

Y por fin señores, completamos con ese lápiz verde nuevecito A4 marca Mongol (sin alusiones personales) que me recordaba el bendito colegio de mis amores adolescentes y el cabello largo de la inefable Martha, la faraónica tarea. El crucigrama estaba (por fin) resuelto!

¿Seria tan fácil de resolver el crucigrama de nuestras vidas? Creo que la vida te pone retos, te la pone difícil para probar tu talante y tus nervios, para que este sinuoso camino tenga algo de gracia, ese picante que nos hace rabiar cuando las cosas no salen bien. Pero que nos deparan quizá la misma alegría sincera de encontrar (en el lugar menos pensado) la solución de ese pequeño problema.

El pedir ayuda no es malo, el creerse autosuficiente si lo es. Creo que todo es, para variar, una cuestión de tiempo (maldición). Ese que le dedicamos a esos pequeños impases, puede ser corto o de larga data pero si es de corazón y con todas las ganas del mundo, puede que resuelvan el más complicado de los conflictos y que nos alejará de lo cobardes que podemos ser si no hacemos lo que sentimos, lo que nuestro corazón nos dice.

Quizá el de la vida misma sea un tema un poco más difícil de tratar, quizá sea un crucigrama gigante dominical de los más difíciles y estoy seguro que tomara más tiempo que aquellas horas ‘after work’ que le dedique al lado de la computadora en la inmensa casona de Almagro. Es seguro que, para algunos asuntos de la vida; el tiempo es un factor importante y tengo que entenderlos así.

El pedir ayuda también lo es: Dedicación creo que es la palabra que busco en mi diccionario ahora, dedicación para terminar con esos vacios que nos atormentan, como pequeños espacios en blanco, tienen que ser resueltos no por uno sino por la otra mitad de la naranja. Esa mitad que del mismo modo que tú, quiere terminar o empezar algo nuevo.

Nadie dijo que esto de ‘la vida’ es un asunto fácil, muy por el contrario nuestro camino por esta viña del Señor siempre está lleno de retos, siempre nos pone a prueba porque solo los que se dan por vencido tiran la toalla ante la primera dificultad en el camino.

Porque así tiene que ser, definitivamente existen tareas para las que tienes que pedir ayuda, tienes que animarte a dar ese paso, porque tal vez y solo tal vez, la respuesta a aquello que toma todo tu tiempo esta a la vuelta de la esquina. Porque no hay tarea difícil si quieres llegar al final. ¿Amar es un crucigrama complicado? Es el más difícil de todos (pero no es difícil de resolver) si se quiere. Si ambos quieren. Si están seguros de lo que va a pasar, si se arriesgan y saltan. Los dos.

¿Y sobre si recibimos algún premio por el que resolvimos líneas arriba? Tenemos que esperar al lunes para conocer la respuesta. Asi que a cruzar los dedos…


1 comentarios:

Anónimo dijo...

Me encanto amiguito, me encantoooo!