Nunca les ha pasado? Nunca han tenido un día terriblemente malo, de esos que es mejor olvidar? A todos nos ha ocurrido al menos una vez y quien diga que no que levante la mano. Días que, marcados con rojo por el destino, son mejor olvidar. En ese preciso momento cuando las calamidades empiezan a ocurrir, esperamos que un rayo acabe con nuestra existencia, que las horas pasen rápidamente, para dormir y así llegar a un dia completamente nuevo. Distinto del anterior. Pero, la mala suerte existe? El levantarse del lado derecho de la cama, tambien? Mmmm.
Ese día para mí llego disfrazado de una mañana radiante y feliz. Rayos de sol, gente que me saludaba como todas las mañanas: a punto de 10 de la mañana cuando pase a saludar a mi mamá, me entero que le habían robado en el mercado, bajo la vieja modalidad de permiso-permiso-disculpe y cuando le cedes el paso a aquella apurada persona, notas que te falta el monedero y algunos soles en la cartera. Mala señal.
En realidad, no creo mucho en estas señales, las que difieren obviamente de las vistas por Mel Gibson en aquella película de suspenso; pero en fin. Señales al fin y al cabo de que algo no esta bien y que lo malo ocurre al menos 3 veces, según las sabias enseñanzas de mi abuelita, junto con aquello de no pasar debajo de una escalara – lo que a mi humilde parecer es lo más tonto del planeta y no creo (no quiero creer tampoco) que mi mala suerte radique en esas inocentes caminatas en sentido contrario a todos los transeúntes supersticiosos. En fin.
Segundo acto: tratando de secar unos platos, se me rompe uno y me corto profundamente. Me sentía el malasuerte que alguna vez represente en la Universidad para la Clase de Guión de Cine: aquel que perdía sus llaves dentro del auto (cerrado de por sí), que se resbalaba una y otra vez como si viviera entre cáscaras de plátano, olvidaba recoger a la chica de sus sueños y llegaba con 4 horas de tardanza con el ramillete más marchito del mundo – encontrado a último minuto en el piso de una florería cercana - y que pensaba (ya sin un centavo en el bolsillo) pagar el micro – porque para taxi no había - con su CMR. Si, a veces tenemos que hacer el ridículo en algún curso no?. Bueno, no voy a hacer comentarios al respecto.
Semanas atrás había dejado un artículo para que se publique en el Periódico de la Facultad, la misma a la que había regresado después de un gran gran año sabático (que a sabiendas fueron 3 ó 4). Una entrevista para lo cuál me había preparado y sorteado todos los obstáculos: desde la falta de computadora para editar 13666 caracteres a 2000 palabras hasta perder todas mis notas en una reportera inservible que se comió la cinta. Ni más ni menos.
Ese día funesto, al menos para mí lo fue, y luego de haber esperado horas, días y semanas para la publicación final de la nota (que subiré a éste blog) me doy con la ingrata noticia que la nota no iba a salir: que los asuntos de coyuntura – léase el perreo chacalonero – tenían preferencia: No hubo explicación mayor, las notas que habían quedado en el tintero eran muchas y nadie estaba a gusto con el resultado final. Nadie, sobre todo yo. Había invitado a muchos amigos para que compartan éste particular momento de gloria literaria. Finalmente los invitaré (nuevamente) a que lean lo que escribí en el blog. Incluso un buen amigo – que ese día tenía clase y no nos pudo acompañar- hizo una caricatura excelente para la ocasión pero debido a algunos hechos ¨sin confirmar¨, mi trabajo y el de otros compañeros, no pudo ver la luz. Gracias totales.
En la noche, y para cerrar con broche de oro mi día, me entero que mi mamá recibió una llamada por la tarde, justo cuando salía para entregar un trabajo: La Facultad de algo que no recuerdo muy bien – cuya sede Universitaria está al frente a mi casa- había hecho explotar unos químicos extraños y estaban sacando a los alumnos de allí. Los noticieros, siempre prestos a asustarnos aun más, decretaron que era peligroso y que una explosión podría ocurrir en cualquier momento. Al enterarse de tan nefasta noticia y correr a llamar a mi casa, para preguntar si todo estaba bien, se resbala y cae. Moretones después y ya en casa, sanos y salvos de algún modo, compartimos una plegaria para que el día de mañana sea mejor. No se si ayer fue martes 13 o viernes algo, pero para mí fue simplemente un día de miércoles y punto.
Ese día para mí llego disfrazado de una mañana radiante y feliz. Rayos de sol, gente que me saludaba como todas las mañanas: a punto de 10 de la mañana cuando pase a saludar a mi mamá, me entero que le habían robado en el mercado, bajo la vieja modalidad de permiso-permiso-disculpe y cuando le cedes el paso a aquella apurada persona, notas que te falta el monedero y algunos soles en la cartera. Mala señal.
En realidad, no creo mucho en estas señales, las que difieren obviamente de las vistas por Mel Gibson en aquella película de suspenso; pero en fin. Señales al fin y al cabo de que algo no esta bien y que lo malo ocurre al menos 3 veces, según las sabias enseñanzas de mi abuelita, junto con aquello de no pasar debajo de una escalara – lo que a mi humilde parecer es lo más tonto del planeta y no creo (no quiero creer tampoco) que mi mala suerte radique en esas inocentes caminatas en sentido contrario a todos los transeúntes supersticiosos. En fin.
Segundo acto: tratando de secar unos platos, se me rompe uno y me corto profundamente. Me sentía el malasuerte que alguna vez represente en la Universidad para la Clase de Guión de Cine: aquel que perdía sus llaves dentro del auto (cerrado de por sí), que se resbalaba una y otra vez como si viviera entre cáscaras de plátano, olvidaba recoger a la chica de sus sueños y llegaba con 4 horas de tardanza con el ramillete más marchito del mundo – encontrado a último minuto en el piso de una florería cercana - y que pensaba (ya sin un centavo en el bolsillo) pagar el micro – porque para taxi no había - con su CMR. Si, a veces tenemos que hacer el ridículo en algún curso no?. Bueno, no voy a hacer comentarios al respecto.
Semanas atrás había dejado un artículo para que se publique en el Periódico de la Facultad, la misma a la que había regresado después de un gran gran año sabático (que a sabiendas fueron 3 ó 4). Una entrevista para lo cuál me había preparado y sorteado todos los obstáculos: desde la falta de computadora para editar 13666 caracteres a 2000 palabras hasta perder todas mis notas en una reportera inservible que se comió la cinta. Ni más ni menos.
Ese día funesto, al menos para mí lo fue, y luego de haber esperado horas, días y semanas para la publicación final de la nota (que subiré a éste blog) me doy con la ingrata noticia que la nota no iba a salir: que los asuntos de coyuntura – léase el perreo chacalonero – tenían preferencia: No hubo explicación mayor, las notas que habían quedado en el tintero eran muchas y nadie estaba a gusto con el resultado final. Nadie, sobre todo yo. Había invitado a muchos amigos para que compartan éste particular momento de gloria literaria. Finalmente los invitaré (nuevamente) a que lean lo que escribí en el blog. Incluso un buen amigo – que ese día tenía clase y no nos pudo acompañar- hizo una caricatura excelente para la ocasión pero debido a algunos hechos ¨sin confirmar¨, mi trabajo y el de otros compañeros, no pudo ver la luz. Gracias totales.
En la noche, y para cerrar con broche de oro mi día, me entero que mi mamá recibió una llamada por la tarde, justo cuando salía para entregar un trabajo: La Facultad de algo que no recuerdo muy bien – cuya sede Universitaria está al frente a mi casa- había hecho explotar unos químicos extraños y estaban sacando a los alumnos de allí. Los noticieros, siempre prestos a asustarnos aun más, decretaron que era peligroso y que una explosión podría ocurrir en cualquier momento. Al enterarse de tan nefasta noticia y correr a llamar a mi casa, para preguntar si todo estaba bien, se resbala y cae. Moretones después y ya en casa, sanos y salvos de algún modo, compartimos una plegaria para que el día de mañana sea mejor. No se si ayer fue martes 13 o viernes algo, pero para mí fue simplemente un día de miércoles y punto.
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1 comentarios:
pucchis jeje sipes q mal dia no??? sobre todo la gordita la paso muy mal, ya q a parte de andar decaida con tanta deuda encima se cae y la preocupan de mas...jeje pero asi es la vidiu...
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