sábado, enero 05, 2008

LO QUE ELLAS QUIEREN


¿Quién no ha tenido un amor que complique la vida? Ese amor ¨especial¨ en toda la extensión de la palabra. Una persona con la que vivimos 25 horas al día y 8 días a la semana si nos da la gana. A pesar de la interrogante de todos de: como puedes estar con ella o él, que le viste o que te hizo, si tomaste algo de alguna prenda interior femenina o te hicieron brujería, macumba con muñequito vudú incluido.

Y como todo tiene su final, cuando esta relación se acaba, porque todo se acaba (hasta el amor según los entendidos que no creen en que la materia no se destruye sino que se transforma) todo tu gente alrededor respira aliviada: de la que te salvaste, te lo dije desde un principio, esa personita nunca me cayo, no era la indicada, todo es por tu bien, vas a ver que vas a encontrar a alguien diferente y un interminable etcétera que no te ayuda para nada.

Pasa el tiempo (bastante o poco depende de las circunstancias) y cuando inicias un nuevo vínculo amoroso dices: no, esta vez será distinto, tengo que sentar cabeza. Cuando una persona se enamora de verdad, se compromete absolutamente con la ilusión (oh, la gran ilusión) de escuchar a esta nueva parte de su vida, a no cometer los errores pasados, a atender las necesidades de la pareja en cuestión. Entonces se da una inversión que ya quisiera alguna financiera emocional: energía, afecto, respeto, cariño, responsabilidad, amor, cariño, tiempo y todas las grandes esperanzas que la ocasión amerita.

Pero, hagamos lo que hagamos, creo entender a la luz de mis años que de todos modos llega el día en que la persona que un día te quitaba el sueño ¨no sabe que le pasa¨. Si hasta el día de ayer eras el amor de su vida (y tomo su tiempo el que te lo confesara) ahora se lo dice al primer desteñido que encuentra en el camino. Te mira con cara de bicho raro, como despertando de un sueño profundo para repetirse una y mil veces: que hago yo aquí, y lo principal como me salgo de esta (relación que no es para mí, hello!) Pasas de ser su Paulo Coehlo al loquito rasta que se pasea por la Plaza de Armas medio calato. Ahora ella necesita ¨aire¨, se asfixia contigo le estas quitando ¨su¨ espacio. Esa persona necesita urgentemente recuperar su libertad (la que nunca perdió pero ella insiste en reclamar) y tú carcelero desgraciado e imprudente, no has notado nada de nada.

Ella decide hacer su maleta para partir sin rumbo fijo (pero de hecho que lo hará sin ti) porque necesita hallar la paz interior que la señito Gise no pudo ubicar con los Lamas y Paralamas. Donde se extravió, ve tú a saber pero es obvio que su camino extravió. ¡Que hiciste Bruto hijo mío! Nada. Pero ella no sabe que es lo que pasa por su cabeza y lo peor del caso es que no piensa descubrirlo contigo: tiene la certeza que no eres tú sino ella y que pronto, muy pronto encontraras alguien que te merezca realmente: tranquila con las predicciones brujita.

Entonces nuestro desdichado Adán de pueblo joven, ahogado en el mar de la incertidumbre, de optar por desaparecer sin dejar un sólo rastro, desaparecer ante el amanecer (Zen dixit) o encender la radio para patearla por la programación especialmente romanticona que allí se propaga, tiene solo una pregunta: ¿Qué les pasa (o que buscan) las mujeres hoy en día? ¿Soy yo o ella esta loca de remate? ¿Se dará cuenta que la he eliminado de mis contactos forever and ever porque esto no tiene el mínimo sentido? ¡Tatatataann!

Y creo tener la respuesta a la primera y somera cuestión, sin ánimo de parecer sabiondo: Creo que algunas personas viven una adolescencia interminable, donde las encandila el color mas vivo, el traje más llamativo, lo nuevo y mejorado, lo distinto y diferente, lo distante y similar que resulta interesante descubrir o redescubrir. Esto les impide vivir a las mismas personas un amor sin utopías eternas: el amor no existe pero quedemos como amigos y yo te voy a contar como me va en mi vida si ti ¿quieres? Si eres un masoquista confeso le harás caso, sino bueno, vuela con tus propias alas amigo, ya es tiempo. Nadie quiere saber hoy en día de convivencia y confianza, de relaciones a largo plazo con un propósito mutuo, ni de aquellas esperas que nos desesperan. La lucha compartida por un propósito común les importa un reverendo comino. Nos queda poner el IPOD o el MP3 (¡mi discman ya fue!) a todo volumen y música maestro. No podemos decirle a la primavera por favor llega pronto y dura mucho tiempo, porque es imposible pedirlo. Nos queda decir: ven y bendíceme mientras esto dure. Porque todo cambia y por desgracia…todo se termina

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Amigo esta linda la pagina me encanto lo que escribiste en "lo que ellas queiren" me llego al bobo :) cuidate mucho ya nos estamos comunicando, besitos...Sally

Elva dijo...

Hola Sergio, muy buen post! estamos en contacto! Saludos