Alguna vez, alguien me preguntó qué era lo que más quería en la vida, si tuviera un deseo mágico como los del genio de la botella y no de las bellas genio que apenas destapas una botella aparecen, sobre todo en AMA: tal vez tener una máquina del tiempo en forma de auto y cambiar algún hecho importante como Michael J. Fox en la delirante trilogía Volver al Futuro (creo que verificaría los números de la Tinka de los siguientes años para hacer un colchoncito) o comunicarme con alguien que ya no está aquí físicamente y me hizo pensar en todo lo contrario. Empecé una lista de las cosas que no quiero en esta vida, porque las que quiero, las voy a conseguir tarde o temprano y quizá ya las tenga y no he reparado en ellas.
Sembré un árbol en la Universidad para mi clase de Ecología y aproveche para cumplir una promesa y regalar una rosa totalmente negra a una persona muy importante para mí (dejé un mensaje en la contestadora y tenemos un café pendiente por si me estás leyendo); escribí una serie de artículos que me hicieron medianamente conocido y con un borrador en ciernes creo que el libro soñado esta a la vuelta de la esquina y ya tengo un hijito (además de un ahijado) mi sobrinito el pequeño Gabo que cada día está más grande y reclama mi atención en casa como el más fiero y que muchas veces le dice a mis amigos que no estoy para disfrutar de una película de dibujitos o de una conversa sobre lo que le pasa en el colegio. Es lindo sentirse un poco papá.
Si me preguntan lo que quiero, creo que no podría decirlo a ciencia cierta. Creo que poco a poco mis sueños fueron cambiando desde aquel muchacho que compartía sus horas de estudio trabajando en la tienda de discos cercana para tener algo en el bolsillo (y conocer chicas lindas por supuesto) a la persona de ahora que escribe todo lo que siente en el blog y que lo comparte con sus amigos de siempre, que a pesar de no entenderlo muchas veces, saben que tengo razón.
Ya no hago muchos planes porque mi realidad los ha ido modificando y lo que ayer quería o me parecía importantísimo ahora ya no lo es tanto y me preocupan otras cosas, otros hechos de mi entorno. No he renunciado a soñar y no me he convertido en un viejito apático que espera que todo cambie como el personaje de Up, simplemente que he madurado y espero pacientemente por lo que ocurrirá en mi vida por ese factor sorpresa que es tan interesante no perder. Tal vez dejé de ser quien creí para convertirme en lo que soy ahora. Una nueva clase de soñador, un romántico de corazón roto (ahora) que ha aprendido a base de caídas mucho de lo que hoy estás leyendo, tú amable lector o lectora.
Como dije líneas arriba fuera de lo que quiero, he pensado mucho en lo que ya no quiero y puedo resumirlo en estas líneas. Ya no quiero que busques mis fotos, que revises mis posts y que creas que voy a escribir algo sobre ti porque no lo haré, solo escribiré sobre un ser etereo que se fue y que no dijo adiós, que siempre decía lo siento y en quien ya no creo más. Finalmente decidiste no saber de mí y yo lo tome en el sentido más literal de la oración, como aquella canción de Zen opte por desaparecer sin dejar un solo rastro y aún así parece que no lo suficiente, siempre encuentras el modo de hallarme.
No quiero que me llames con un pretexto tonto, algo que se que finalmente puedes resolver tú porque eres la persona más inteligente que conozco, sentiría mi inteligencia insultada y no hay nada peor que eso. No quiero tampoco marcar tu número o visitarte en mi mente ya que se que está mal y que solamente estoy abriendo una herida reciente. Por favor olvida cumpleaños y fechas festivas porque sentiré que es un mero compromiso de agenda (ya tienes nuevas fechas que recordar ¿no es verdad?) y no algo que sale de tu corazón, tu tonto corazón como dice el gran Benny. Si, el mismo de Cielo.
No quiero que me robes un beso o busques un abrazo para percibir mi aroma como antaño, así tú creas que quiero hacer lo mismo ya no es así, porque es bastante extraño hacerlo y lo es bastante más sentirse así como yo ahora, No quiero que digas que aún me amas tampoco y que concluir tu oración con ´pero sé que no es nuestro tiempo´. Como que le añades un nuevo significado a montaña rusa de sentimientos. No quiero más ventanas abiertas. No más.
No quiero que te sientas celosa si salgo con ella o con aquella, a pesar que no te daré todos los detalles, he hecho algunas cosas por las cuales tu me bajarías de aquel altar en el que supongo aún me tienes (diablos, otra canción de Zen). En verdad ya no tiene sentido que te sientas así porque decidiste aligerar tu carga de sentimientos para conmigo y creo que ya no es necesario que me protejas de esas ´malas mujeres´ que siempre me rondan. Ya no. Si dices que la situación del amor es cíclica entonces tus sentimientos hacia mí también deberían serlo. ¿O no?
No quiero mirarte a los ojos mientras conversamos de los temas más triviales del planeta hasta que alguno haga la pregunta del millón, porque no sé si (aún) puedo encontrar nuestro pasado en tu mirada y eso es terrible peor que cualquier tortura a los 007 de la saga de Ian Fleming, por eso los esquivo, los evado, por eso prefiero no hacerlo y no sé si tú lo sabes o buscas algo nuevo en los míos. Tal vez ya lo sabes pero algunas cosas son mejores escribirlas para sacarlas de tu sistema y no pensar más. Al hacerlo, según yo, olvidaré lo que me daña y no me deja dormir.
No quiero cantar (te) otra vez, porque ya se me olvidó la melodía que encendía mi corazón, no se qué se perdió, la emoción tal vez pero sé que algo se ha perdido y no encuentro como conectarme con ese yo musical que solía. Y si tal vez y solo tal vez he retomado el hilo musical de alguna forma no creo poder invitarte como mi gruppie, lo hice alguna vez en el pasado pero no estoy seguro de sentirme bien al cantarte ‘Sobrevivir’ frente a otras personas pero mirando directamente a tu alma en forma de pregunta.
No quiero encontrarte otra vez en otras personas, porque miraré al detalle esos otros rostros y quizá te busque a ti o lo siga haciendo. No sería justo para ellas que no sea sincero desde el principio si me ofrecieron una mano amiga cuando lo necesite aun siendo tú el tema principal de la conversa. Ya no quiero un extraño lugar nuevo, un espacio donde nuestras almas se encuentren al mismo nivel y con la misma intensidad porque ya estuve en uno (en tu corazón) y no me gustó como termino aquella historia, aquel libro que aunque fue el mejor, se terminó (grande Meier).
Finalmente no quiero abrazarte otra vez ni sentir tu respiración en mi hombro, no quiero que nos miremos así otra vez, no quiero que sientas mi latir a mil por hora y creas que aún es amor, llámalo así si es tu deseo, pero ya no lo es más. Finalmente lo lograste. Ya no te amo, y duele decirlo así al final pero algo cambio. Si al acercarte a mí, sientes mi corazón más fuerte que de costumbre o el temblar de mis piernas no te preocupes, ya no es amor. Es temor, temor a que me dañe tu recuerdo, y es que no quiero sentirme como ayer, otra vez.
Y es que no somos la primera pareja que termina, y nadie muere de amor, tú lo dijiste. Pero puedes vivir con este amor, para siempre.
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2 comentarios:
Me dejo pensando esta frase: ´quien todo lo quiere, todo lo pierde’ decían por allí. Y es cierto..... grande amiguito, nos vemos en Tributo ok? para cantar y encantar a todos... besos... O
Me dejaste sin palabras niño.. sin palabras
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