jueves, enero 11, 2007

¿PORQUE NADIE NOS CREE?

Mentir, según el Catecismo de los Comunicadores, es el pecado capital más grave del periodismo - y de nuestra sacrosanta iglesia. Amen. Mentir es bajar de Internet nuestro trabajo para así escapar a nuestras responsabilidades. Mentir es hacer de un trascendido una noticia de primera plana. Mentir es publicar algo que no es tuyo. Que no te pertenece. Piratear, robar ideas, no cotejar fuentes y simplemente poner algo por poner en Periodismo es un pecado gravísimo. No hay marcha atrás – salvo un mea culpa o un fe de erratas antes de que el Poder Judicial nos lleve a visitar juzgados y penales de la ciudad en una visita guiada con pase VIP.

Ahora la gente ha despertado y se pregunta muchas cosas. Claro que si cuestionan la credibilidad de un hecho periodístico a si Magally lo dijo o no? Entonces estamos ante un problema mucho más grande. Mucho mas grave a decir verdad. La credibilidad de un medio tan importante como la prensa es el Santo Grial que se debe preservar a cualquier precio. Nadie nos puede decir que va o que no va, salvo nuestro Editor en Jefe pero nadie puede comprarnos o callarnos la boca con un puñado de dólares.

Para suerte nuestra, la política tuvo que meterse con la prensa y vimos desfilar a los principales dueños de los canales en busca de una colaboración. Se dijo que las entrevistas se compraban y se negociaban como encontrar un Cd pirata en la Av. España.- Se podía crear todo un currículo de corrupción a quien estuviera en contra del candidato que hubiera negociado primero.

El dinero era poder y el poder, corrupción. El SIN se convirtió en la Sala de Prensa mas grande del Perú y Montesinos en el editor perfecto y con mas trabajo de todos los tiempos: manejaba prensa, televisión y radio todo al mismo tiempo. Un fenómeno que gracias a la Justicia se extinguió antes de la edición de aniversario de su celebre Prensa Amarilla.

Amarillo, color de la envidia. Esa envidia que embarraba a candidatos, opositores, enemigos del régimen y todo aquel que osara contravenirlo. Entonces la verdad y el periodismo ya no se dieron la mano. Ya no se abrazaban sino más bien se peleaban para siempre. Habían cortado palitos.

Ahora el público ha despertado de un largo, largo, largo – bueno no tan largo- sueño y ya no cree en todo lo que los medios ofrecen, se cuestiona (será cierto esto? O no será cierto esto?), busca otras opiniones, se enriquece de otras noticias y finalmente saca sus conclusiones. Este despertar nos ha hecho cambiar también a nosotros, los que trabajamos o vamos a trabajar en medio de comunicación. Tenemos el reto de hacer que la gente no crea. Pero ¿Como?

Empezando a decir la verdad, a alejarnos de la corrupción que rondaba y aun ronda por aquí. Tenemos que brindar un producto completo, que brinde las garantías necesarias, investigar, hacer nuestro trabajo bien. Debemos reconciliar a los medios con la verdad. Hacer de cupidos. Pero también debemos decirle a esta sociedad que confíe en nosotros. Porque de nada vale que hagamos un buen trabajo si no nos leen, si no se informan o si de plano, no nos toman en cuenta y nos acusan así sin más.

Un voto de confianza es todo lo que podemos pedir. No creo que meter a todos en un mismo saco a la hora de calificar la corrupción sea una medida justa, tampoco es justo que hallamos estado engañados todo este tiempo, pero no es hora de buscar quien tiro la primera piedra, quien se comió mi queso? y demás cuestiones existenciales.

Ahora nuestra labor es revertir esta realidad, debemos dejar de pensar en el pasado, admitamos que cometimos errores y tratemos de cambiarlos. La historia ya esta escrita pero podemos reinventarnos, como los grandes que nacen de las cenizas, debemos dejar las dudas atrás. Tenemos un compromiso con esta sociedad que desea informarse. Pero informarse bien, con la verdad.

Si dejamos que la duda se adueñe de nosotros solo haremos de este problema uno más grande, tomémoslo como un reto. Un reto personal. La duda se hace mentira. Y no hay espacio para más mentiras. Solo verdades, para así poder seguir escribiendo, para que con las estas palabras como armas, derrotemos al fantasma de la página en blanco. Dejemos de lado las dudas y animémonos a cambiarlo todo ¿Verdad que si podemos?

1 comentarios:

Anónimo dijo...

No lo se...