miércoles, agosto 31, 2011

TE DIGO ADIOS



Creo que este es el mejor momento para despedirnos. Momento de decir hasta luego o tal vez adiós, aún no lo he decidido, porque si bien es cierto tengo muchas ganas de seguir compartiendo un poco mi vida por aquí, hay motivos más fuertes para una despedida a esta hora. En este tiempo exacto.

Fuiste una gran compañía por mucho tiempo, desde mi regreso a la universidad cuando los miedos invadían mis espacios hasta este 2011 donde he conocido muchísima gente que se ha convertido en parte de mi vida.

Tuvimos la oportunidad de compartir grandes experiencia contigo. Quiero que sepas lo importante que fuiste para mí. Un día me hiciste pensar que el sueño de una persona se puede hacer realidad, contigo he realizado uno de ellos, el ser un pequeño escritor, de blog pero escritor al fin. Juntos vivimos grandes experiencias, días buenos y días no tan buenos también. Pero mis días finalmente.

Gracias por todo lo que hemos logrado juntos, por los momentos de felicidad y por los momentos tristes también que me permitieron plasmar otra parte de mi una diferente a la que empezó escribiendo sobre otros temas, gracias a tí porque me mostraste con esta magia lugares que jamás hubiera podido imaginar descubrir. Gracias a tí, mi querido blog.

Es por ti y por mí que hago un brindis por más fiestas y menos duelos, por más besos y menos lagrimas, por más música y menos silencios, por más coraje y menos miedo, por más sueños y menos pesadillas, por más lluvia y menos tormentas, por más colores y menos grises, por más encuentros y menos desencuentros, por más nosotros y menos yo.

Esta semana, para ser mas exactos este domingo ni nazco ni muero, no soy la sombra de nadie, ni la persona perfecta, habre decepcionado a màs de uno y habre sorprendido a unos cuantos con mis decisiones, no soy ni el recuerdo del ayer ni el nuevo yo que pretendìa. No mas làgrimas, no hay mas odio. Solo celebrarè no el cumplir un año mas de vida o de muerte, celebrarè el estar conciente y ser un sobreviviente de las pruebas de la vida. Celebrarè con mi niño interno/externo, mis alegrias y tristezas, que me ayudaron a crecer, celebrarè el ser independiente de mi mismo.

Y como todo en esta extraña vida: lo que un día empieza, un día también llega a su final, mil gracias por todo nuevamente. Sé que nos volveremos a encontrar, pronto, muy pronto… Adiós.

viernes, julio 15, 2011

EL DESTINO NO TIENE FAVORITOS



El destino está sobrevalorado, está en vías de extinción o simplemente no existe. No creo en el destino o deje de creer en él por múltiples razones que no tienen que ver con fracasos amorosos. Dejé de comerme ese cuento de que el día menos pensado conoceré a ese ser humano maravilloso con el que compartiré mi vida, tal vez porque ya lo conocí y aún no defino cuál será su papel en mi vida, esa singular y pequeña persona que las leyes cósmicas han reservado especialmente para mi solito. No señores, no creo en nada, me he vuelto un completo ateo acerca del destino si ese término existe.

Mi cabeza da vueltas a más de mil por hora y eso de ‘hoy sí necesito un trago por favor’ se hará realidad en unas 5 horas aproximadamente dependiendo de la velocidad de mi tecleo aquí y si termino el bendito post a tiempo para evitar ese sonoro claxon que ya estoy escuchando para sorpresa de mis vecinos y resignación de mis padres que creen que me he perdido para siempre. El punto es que necesito creer que no existe el bendito destino para sentirme algo mejor de la suerte que me ha tocado vivir en esta época de mi vida.

Ella no dejaba de mirarme, se acerca a mí cuando al fin le devuelvo una sonrisa, si esa sonrisa que supuestamente tengo reservada para ‘esa persona’ y voilá como dicen los franceses: Magia señores, pura magia. Me doy cuenta de que jamás he oído una voz así, que sus ojos son hermosos, que no se parece remotamente a ya-saben-quien y solo para terminar que las coincidencias en nuestras vidas son tales que me llevan a preguntarle a modo de floro barato ¿dónde has estado metida todo este tiempo? No.

Pero ojo con este detalle: ella ya vivió lo que tenía que vivir, ya se enamoró de las personas equivocadas, ya lo superó, ya tiene una vida completa y feliz y lo único que añora es, como dice Meier, alguien a quien amar para siempre, con quien tener un futuro feliz con boda y un par de chibolos guapísimos y de lindos bucles corriendo con la misma cinematográfica sonrisa de su padre. ¿El destino hizo magia y nos unió por siempre?

No. Definitivamente no pues. La vida no es Los Puentes de Madison ni otro tipo de película que ya haya visto y eso que he visto muchísimas. Según los que aún creen en el amor o en su defecto en el cuento de Cenicienta, solo basta que esa persona con la que supuestamente viviremos ‘felices para siempre’ haga su aparición en nuestras vidas y listo el pollo. Tatatatan.

Nuestro corazón late muchísimo más rápido y el nudo en nuestra garganta no nos deja decir más que su bello nombre o explotar de ira en el proceso si no nos saluda o si nos ignora. Si es así, ya nos podemos sentar en un sillón bien cómodo de cuero negro, tomar café con galletas y sin azúcar a esperar que todo en nuestro panorama sea felicidad. Bueno pues, les tengo malas noticias desde el mundo de las personas enamoradas: la cosa no es así.

No es el destino, ni las estrellas, ni nuestra propia suerte, ni San (no me) Judas Tadeo de cabeza, ni las líneas de la palma de nuestras manos (recuerdas esos pequeños lunares en los que coincidimos) los que nos traen mágicamente a alguien. Eso no existe. Muchas personas pueden estar a nuestro alrededor, otras van y vienen. Pero eso no asegura el amor y menos una relación. ¿El amor aparecerá por una simple cuestión de suerte? Como las maquinitas del tragamonedas ¿Pierdes tres veces, ganas en la siguiente? Vaya dilema.

¿Por qué tendemos a pensar que el amor aparece por reacción espontánea?, y peor aún ¿por qué pensamos que sí o sí el amor va a aparecer en algún momento? ¿Qué demonios nos hace pensar que nuestra voluntad y decisión no tiene nada que ver en el asunto? ¿Es una fantasía eso de que hay alguien para ti y sólo tienes que esperarlo?

Es igual de ilógico que comprar un boleto de la Tinka, dejar de trabajar y sentarse en un la calle a esperar que su número salga premiado. Sin embargo, no culpo a nadie que crea lo contrario, tal vez mi pesimismo actual me lleve a escribir estas líneas y darle la contra a millones de personas en el planeta seria como quitarles una fantasía con la que cuentan para no desesperar, en la que viven o la que (aún) esperan.

Nunca he comprado un ticket de lotería y no voy a hacer lo mismo con el amor. No porque crea que el segundo no existe, sino porque lo que no creo es que exista un ser supremo llamado destino que maneje los hilos de nuestra vida, incluidos nuestros anhelos y preciados deseos.

Cuando se trata de amor, prefiero creer en las pequeñas coincidencias, esas que pueden funcionar o no, pero ya es cuestión nuestra. Esas que se construyen de dos y donde nuestra voluntad es vital. Y el crédito o las consecuencias que tengamos que sufrir, solo nos las podemos atribuir a nosotros mismos y a nadie más, porque ya somos grandecitos para afrontar nuestras decisiones y porque el tiempo no cura todas las heridas, hecho que he comprobado de buena fuente.

Así que Sr. Destino, si tiene pensado pasar por la Av. Juan Pablo II o sus alrededores pase de largo nomás, aquí no hay espacio para usted, prefiero construir algo propio sin tener que leer horóscopos o esperar que las predicciones de una bruja se cumplan. Sé que para algunos puedo sonar terrible lo que escribo aquí o que puedo hasta contradecir algunos post anteriores, pero creo que sólo escribo sobre lo que en realidad creo. No busco alguien que complete mi vida, sino alguien que quiera compartirla conmigo.

Por eso gracias por la paciencia de leerme, porque sé que a veces soy bastante repetitivo y digo que ‘no tocaré tal o cuál tema’ pero esto me relaja, es parte de mi terapia con la vida, porque no tengo como conversar con aquella persona que ahora me cierra las puertas una vez más y que por decisión permanente no buscaré más hasta tener algo claro en mi cabeza que ofrecer a modo de solución o hasta que esta cobardía que nos acompaña desaparezca y por fin nos enfrentemos a lo que sentimos realmente, sin silencios ni espacios en blanco.

Gracias por compartir también lo que sienten y piensan de este espacio conmigo, por sus comentarios algunos con nombre y otros anónimos, me alientan a seguir escribiendo y compartiendo mi vida aquí un tiempo más a pesar de haber prometido cerrar este medio y es que para mi escribir es olvidar, porque la literatura es la forma más agradable de ignorar la vida y eso es exactamente lo que estoy haciendo ahora, escribir para olvidar. ¿O lo hago para recordar?