martes, mayo 29, 2007

LA GRAN MURALLA

Hace algunos años atrás, uno podía jugar en la famosa canchita de la Universidad Nacional de Trujillo sin mayor trámite que el conseguir una pelota y un grupo de amigos. Si mal no recuerdo era la década de los ochenta, cuando uno podía transitar libremente e ingresar así a una de las universidades más prestigiosas de la ciudad – sin desmerecer por ello a otras. No teníamos que dar un examen de admisión, no teníamos que presentar una, hasta allí, inexistente libreta electoral.

Los tiempos cambiaban y, además de los vendedores de rigor y los locales de tipeos y fotocopias, cerca de cualquier universidad que se respete, la delincuencia hacia de las suyas en la periferia de la, en ese entonces Av. Libertad, contando con la complicidad silente de los enormes árboles que poblaban la Universidad Nacional a modo de cerco perimétrico. También la basura de algunos vecinos inconcientes daba un aspecto sumamente triste y sucio.

Pero luego, ese gran muro que la rodeaba fue entonces convertido en un libro abierto para los desadaptados, que no pudiendo expresar su arte de otra manera, la rayaron y pintarrajearon a su antojo: Desde enamorados de corazón y flecha hasta profundas reflexiones sociales a modo de pintas multicolores. Todos tenían algo que decir, todos tenían que expresar su sentir en aquel vilipendiado mural, sin notar que así solo enlodaban su aspecto.

Incluso algunos partidos políticos, llegaron más lejos. Vieron en su extensión una vitrina excelente para sus fines y la empapelaron a su antojo. Algunos prometieron retirar su propaganda y limpiarla, pero ahora conviven entre anuncios chillones de conciertos populares y avisos de trabajo hechos a mano. Actualmente la cara que da a la Urbanización Luis Albretch puede dar fe de esta última afirmación.

¿Qué hacer entonces? Se pensó pintar el enorme mural, pero dada su longitud, el gasto en pintura era proporcional a su extensión. La Escuela Superior de Bellas Artes de nuestra ciudad presentó entonces algunas propuestas. Descartada la pintura, además de su alta pericibilidad y el deterioro a futuro, se optó por la más innovadora: El mosaico.

Esta técnica tiene la ventaja de eternizarse, hecho que llenó de júbilo a los vecinos de San Andrés. La arcilla vitrificada terminaba de darle un toque artístico que otras propuestas no tenían: perennizar en ella y canalizar el quehacer cultural de nuestra ciudad en los bellos muros. Todo un logro creativo.

El proyecto tomaría tiempo, que duda cabía. Entonces con el arte en las manos y unas enormes ganas de trabajar, en 1991, Rafael Hasting, un artista famoso de trayectoria internacional dirige este ambicioso sueño. Es así que por turnos, empeñosos muchachos y voluntarios empiezan a pegar los primeros mosaicos, de 1 cm. cuadrado cada uno, traídos en pequeñas cajas. Muchos vecinos curiosos preguntaban sobre el tiempo que tomaría, sobre porque esa pieza debía ir allí, sobre que representaban aquellos pequeños ‘cuadraditos’ multicolores.

Se pensó en un inicio llenar toda la extensión se la Universidad pero finalmente se concibió una meta más realista: Embellecer el frontis de la Universidad y sus 8 cuadras de longitud serian las privilegiadas con ésta muestra artística. Y es que hablamos de casi 3 Km. cuadrados de extensión, 20 millones de mosaicos aproximadamente y muchas, muchísimas horas/hombre en el camino de la renombrada Avenida Juan Pablo II.

Hoy en día han culminado casi un 90% de la obra artística empezado hace ya varios años y cuya inversión se puede calcular en dos millones de soles. Artesanos, artistas, vecinos de nuestra comunidad, todos de algún modo hemos colaborado para que esta meta se cumpla. Si uno transita en auto desde el Ovalo Papal hasta la Avenida Jesús de Nazareth puede ver esta pintura con vida, parece tener movimiento propio. Con el tiempo, esperamos se convierta una atracción turística no solo de nuestra región sino del país.

Es una parte de nuestra historia, ya que representa la libertad, el esfuerzo, el riquísimo paisaje de nuestro Trujillo, el hombre y su esencia, reflejado en los hermosos mosaicos que hoy podemos disfrutar. Este mural nos muestra a riqueza arqueológica, cultural y los recursos naturales del nuestro pueblo a través de sus distintas generaciones, pero además representa lo que tuvimos que sacrificar por lo que obtuvimos a cambio.

Allí esta el trabajo y sacrificio de los promotores y organizadores, las puertas que se cierran y otras que se abren, muchos sueños compartidos, toda la ilusión de ver su culminación, la ilusión de los niños que ahora son hombres y que miran desde alguna ventana en la Avenida Juan Pablo II, y que los hace sentirse orgullosos de nuestra pequeña ciudad. De nuestro mural.

Alguna vez como todos los vecinos y compañeros de juego de la época me pregunté: ¿Cuándo veré aquel muro terminado? ¿Llegaré a verlo algún día? El tiempo nos ha dado la respuesta y creo que ha valido toda la espera.

1 comentarios:

la zetha* dijo...

Ese gran mural nos trae a los trujillanos muchos recuerso, en especial a los q vivimos cerca ps... Es mural de la UNT ha sobrevivido a la propaganda politica y a las huelgas!! recuerdo q (creo) hace 2 años participe de colada en una de las huelgas y los alumnos no se atrevian mucho a pegar pancartas por temor a malograr esa gran belleza en el frontis... Nuestra UNT (aunq no estudie ahi! jap)